Hace 11 años llegamos a Lima mis amigos y yo, estábamos por cuestiones de trabajo, extrañábamos nuestra comida y más que nada las tortillas de maíz, pues ya es costumbre de comer en el desayuno, almuerzo y hasta cena, también el pan de dulce, cuando iba mi amiga o yo a México se traía muchos kilos de tortilla y los poníamos al congelador para ir sacando poquito a poquito, era como un tesoro, no podíamos desperdiciar, después nos dimos cuenta que en el super mercado habían tortillas, compramos pero no cumplían con la expectativa desde ahí empecé a buscar maíz para hacer pruebas, de ahí comenzó mi insistencia por hacer tortilla y tal vez venderle a todos nuestros compatriotas que también extrañaban las tortillas.